NO LO IMAGINO A RODOLFO...

Periodista, militante y combatiente, Rodolfo desde su práctica nos transformó a todos los que ocupamos algún lugar entre esas categorías. La literatura policial y el periodismo de investigación no fueron los mismo en la Argentina después de su obra; la militancia y el compromiso del intelectual con la realidad en la que se desenvuelve encontró una dimensión paradigmática en su vocación por entregarlo todo en nombre de su sueño: La Patria Socialista.


Y esa Patria Socialista era la que soñaban Rodolfo y su generación, por eso es que, marchando detrás de ese destino, ningún obstáculo era insalvable, ningún enemigo era invencible, ningún sacrificio era imposible.

Mirado desde el hoy que nos agita y también desde el contexto de su asesinato, Walsh se ha transformado en un ícono pero también -a veces- en una excusa para (des)entender ciertos presentes. Si hay que ser sinceros, no hablo con los muertos ni consulto la Tabla Ouija, y por eso no tengo la menor idea sobre que cosas que haría Rodolfo si estuviera ahora entre nosotros; a lo sumo tengo la sensación de que hay situaciones en las que no me lo imagino.

No me imagino a Rodolfo -por ejemplo- siendo obsecuente con la misma burocracia sindical que él enfrentó o escribiendo artículos para justificar sus asesinatos.

No me imagino a Rodolfo asociado a los intendentes corruptos del conurbano y menos aún encontrando en ellos el reaseguro para su proyecto político.

No me imagino a Rodolfo discutiendo argumentos autocomplacientes en Carta Abierta ó 6-7-8.

No me imagino a Rodolfo aplaudiendo una eterna sociedad política con De la Sota, Schiaretti, Insfrán, Acastello, Saiz, Scioli, Gioja y tantos otros ladrones de guante blanco.

No me imagino a Rodolfo quieto y silencioso frente al saqueo de nuestros recursos naturales.

No me imagino a Rodolfo fraguando encuestas, mintiendo cifras, tergiversando hechos o mirando para otro lado.

No me imagino a Rodolfo festejando la división de la CTA.

No me imagino a Rodolfo pidiendo, rogando, suplicando, por un movimiento sindical adicto.

No me imagino a Rodolfo justificando lo injustificable.

NO ME LO IMAGINO...

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